martes, 12 de marzo de 2013
Carnage
Por Jesús Infante.
Traducida como Un dios salvaje. Estrenada el 2011, Carnage (Matanza, o también puede ser Masacre) es una película como mínimo inquietante.
Es que los personajes, en un principio muy íntegros, terminan por ser patéticos.
Esta película de Roman Polanski es una adaptación de la obra de teatro Le dieu du carnage, de Yasmina Reza.
La trama inicia cuando un cabro chico agarra una rama y le rompe el hocico a otro cabro chico con la rama.
Toda la película transcurre unos días después de eso, en el departamento de los Longstreet, padres de Ethan, el niño con dientes menos. Ahí llegan los Cowan, padres de Zachary, el niño que “armado con una rama” golpeó al otro. Han quedado de acuerdo para establecer la historia de lo que sucedió y poner en regla los trámites acordes.
La película empieza cuando esta reunión entre los matrimonios termina. Pero cómo no ofrecer una taza de café y un trozo de tarta a los invitados. Cómo no invitarlos a quedarse un rato más, conversando de quién sabe qué.
Y esa invitación da pie a que la conversación degenere en ambos matrimonios dejando de lado sus máscaras de buenos padres y mostrándose como realmente son.
Del lado de la “víctima” están los Longstreet, Penelope y Michael.
Penelope Longstreet (Jodie Foster: El silencio de los inocentes, La habitación del pánico) una mujer que se cree con derecho a corregir el mundo, porque ella es capaz de ver lo que es correcto y se indigna ¡ella se indigna!
John C. Reilly (Chicago, El aviador) interpreta a Michael Longstreet, un hombre promedio. Y ese es el mayor crimen de Michael: ser 100% un hombre promedio. Ni muy exitoso, ni un fracasado. El tipo vive. No se interesa por las causas de África, pero no le hace daño a nadie. Vive no más. Y si es que su esposa lo deja vive tranquilo (aunque le tiene miedo a los roedores y lagartos).
El otro matrimonio son los Cowan, Nancy y Alan.
Nancy Cowan (Kate Winslet: Titanic, Eterno resplandor de una mente sin recuerdos) es una mujer que trata de hacer las cosas bien. Trata porque uno realmente duda de si le interesa o simplemente tiene que aparentar porque o sino qué dirán. Pero denle un par de tragos para saber cómo es en realidad, a ver si le importa tanto.
Alan Cowan (interpretado por el brillante Christoph Waltz que vimos en Bastardos sin gloria, Agua para elefantes y la recién estrenada Django unchained) es un trabajólico que tiende a manipular a la gente. Un maldito observador que no va a mentirle a nadie. Su moral es la más dudosa y la menos hipócrita. De hecho es uno de sus diálogos el que da nombre a la película:
“Creo en el dios de la masacre. Un dios cuyas leyes nunca han sido desafiadas.”
Es que los niños son niños. Juegan, golpean, ríen, lloran.
¿Qué explicación pueden darle los padres a lo que hacen sus hijos?
Un niño le pega a otro porque este le dijo que es un soplón ¿tenía razón en pegarle? ¿o no es normal que los niños se peleen sin supervisión de un adulto? ¿no ha sido así desde tiempo “inmemoriales”?
La película es una conversación que se hace demasiado larga para mantener las máscaras.
Nancy y Michael no tardan en admitir los defectos de sus matrimonios frente a extraños.
Alan se cansa rápidamente de la rígida postura de Penélope y empieza a burlarse de ella en su propia cara. Y en su propia casa. Lo hace porque él mismo es bacán y puede burlarse. Y puede porque está en un nivel de moral más alto que el de Penélope. El nivel de los que ven el mundo tal como es y no tratan -hipócritamente- de cambiarlo.
Son las cosas que suceden cuando el que dicta las leyes es el Dios de la matanza.
Pd: En el Teatro Morí del Parque Arauco están dando la obra “Un dios salvaje” hasta fines de marzo. La entrada pa estudiantes está a 7 lucas. Súper accesible, súper.
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